GESTIÓN ESTRATÉGICA

¿Te cuesta terminar lo que inicias?

Una de las cosas que más nos suele pasar cuando tenemos muchas ideas y proyectos, es poder terminarlos.  Si eres como yo, de los que siempre inician pero luego dejan de lado la idea y se dedican a otra y así pasamos todo el tiempo, hoy quiero compartir contigo las enseñanzas del libro «¡Termina!» de Jon Acuff, que pone en perspectiva la ejecución de las tareas para poder decir:  ¡Terminé!.

  • Quitar la presión: En su curso, Jon realizaba una encuesta para medir el nivel de terminación de actividades de sus estudiantes, y se dio cuenta que los ejercicios que provocaron un incremento dramático en el progreso de la gente fueron los que quitaron la presión.  Entre menos buscaban la perfección, más productivas se volvían.

«Si quieres terminar algo, debes hacer todo lo posible para quitarte de encima el perfeccionismo desde el principio. Tienes que divertirte, reducir tu objetivo a la mitad, elegir que cosa atacarás y algunas otras acciones que no viste venir al inicio»

  • Lánzate: Frases como «El proyecto se salió de control y estaba demasiado desordenado para arreglarlo», «Cuando dejó de ser perfecto me detuvo», «me retrasé y ya no pude retomar el camino» son muestra de lo desafiante que puede ser el perfeccionismo.  Tu objetivo no será perfecto y la tolerancia a la imperfección es el factor clave para convertirnos en terminadores constantes.   Debemos tener en cuenta que lo opuesto al perfeccionismo no es la sensación de fracaso, lo opuesto realmente es poder terminar las cosas.  Entre más intentes ser perfecto, menos lograrás tus objetivos.

«Esta es la primera mentira acerca de los objetivos que te enseña el perfeccionismo: si no es perfecto, déjalo»

  • Reduce tu objetivo a la mitad: Otra mentira del perfeccionismo en que  nuestros objetivos deberían ser grandes, si no, no valen la pena. La mayoría de personas no logran sus metas porque se establecen objetivos que son «ridículamente» optimistas.  Los objetivos son una maratón, no una carrera corta a toda velocidad, por lo que reducir tu objetivo a la mitad, te ayudará a conseguir pequeñas victorias que te llevarán hasta la meta.  Cuando no puedes reducir un objetivo a la mitad, otra forma de reducirlo es el duplicar el tiempo en el que lo realizarás, de esta manera lograrás llegar a la meta.
  • No puedes hacer todo: La única manera de lograr un objetivo nuevo consiste en dedicarle más tiempo, pero cuando no tenemos ese tiempo se lo tenemos que quitar a otra cosa.  Por lo tanto, para ser bueno en una cosa, debes ser malo en otra.  Esto nos lleva a escoger en qué cosa quiero ser bueno y aceptar que en otras vamos a ser muy malos.  Tendríamos que elegir entre la verguenza de hacer algo mal o la estrategia para lograr nuestros objetivos. Si quieres evitar la verguenza, se debe decidir al momento de iniciar tu proyecto para cumplir el objetivo, en qué actividades de tu vida serás malo. Prioriza. Dedica unos minutos de tu día a identificar que cosas te quitan tiempo y elimínalas (chat, correos, facebook, etc.)
  • Aprende a decir no:  Si alguna actividad de desvía del proyecto, solo di no, sin explicaciones, sin disculpas.  Si alguien se enoja por tu negativa, solo te confirmará que debiste decírselo desde el principio.  Si definitivamente no puedes decir no, simplifica las tareas a realizar y define en qué momentos o acciones simplemente no serás bueno, quedarán a medias o las abandonarás.
  • Hazlo divertido: El perfeccionismo nos dice que un proyecto, objetivo o meta no debe ser divertido, pero la diversión es el enemigo mortal del perfeccionismo.  El perfeccionismo piensa que la diversión es una pérdida de tiempo y que no vale nada. Pensamos que para que un objetivo sea verdadero y correcto, debe ser difícil.  Esto está muy lejos de la realidad, el creer que los objetivos deben ser difíciles y sin alegría, nos hará desfallecer a cada instante.  La diversión es necesaria para poder terminar lo que te propones. Recuerda, tu rendimiento mejora cuando haces algo que te parece divertido.

Aquí terminamos la primera mitad del libro.  En otra entrega, estaremos revisando el resto y tendremos nuevas herramientas para poder terminar lo que empezamos.

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